
Tengo a uno de esos en la obra que hay ocasiones, que ya no sé ni por donde cogerlo o hablarle cuando me lo encuentro.
Cosas de la vida, del azar, la genética o de lo que sea, no sé; pero me toca las narices un rato tanto "veletismo".
Casi lo olvido... Añadirle a eso el... "talento" de saber mentirle en la cara a uno. ¿Mejor, verdad?