domingo, 30 de agosto de 2009

Una película, una escena XVIII

Cadena Perpetua / The Shawshank Redemption
(1994, Frank Darabont)



sábado, 29 de agosto de 2009

"Ibiza Tour" Parada: Sustituciones II

No hay nada como volver a trabajar algunos sábados...


jueves, 20 de agosto de 2009

Que no quiero volver a ir a un funeral, por favor...

Yo también tengo mis repuntes de espíritu de la responsabilidad en cuanto a trabajo se refiere. Y hoy ha resurgido tras las casi 2 horas de reunión de seguridad que hemos tenido en la obra. Comentando los detalles que han aparecido en la misma, con el jefe de obra, hemos llegado a la triste conclusión de que hasta que no echemos a algún trabajador el resto no va a terminar de espabilar.
Ya no vale el apelar a su sentido familiar-humano, si no a la puta pasta. Porque si se les echa, no cobran ese día o los que sean oportunos.

Y me jode tener que andar “amenazando” a la gente con el hecho de haber echado a un compañero, para que se tomen en serio lo que les digo. Pero no lo harán porque saben que lo hago por su bien, si no porque no quieren quedarse sin dinero en el bolsillo.

Sólo quiero apuntar una cosa más: si, ojala que no por Dios, uno cayera al vacío y no saliera con vida de la caída (más que probable trabajando a la altura a la que lo hacen) y no llevara puesto el arnés o no lo tuviera enganchado; sería una negligencia del trabajador. Vamos que no espere cobrar una pedazo de indemnización su familia (a la que el dinero no le va a devolver al chaval), porque no la verían ni de lejos.
Cada vez que pienso en la cantidad de trabajadores que cuando por la mañana salen de casa con un “hasta luego” en los labios, termina siendo un “hasta nunca”… me corre por las entrañas una mezcla de rabia, impotencia, tristeza inmensas que no puedo con ello.

Y luego encima cuando le explicas a su jefe que hay que hacer las cosas como Dios manda, te responde con un “muy bien, sí”. Muy bien, hostias, tío.

miércoles, 19 de agosto de 2009

"Ibiza Tour" Parada: Sustituciones

Con el calor del veranito llegan las vacaciones de la gente; gente a la que te toca cubrirle en la obra mientras ellos están repantingados en una toalla poniéndose más rojos que el cangrejo sebastia.
Por un lado es una putada, puesto que a veces para cuando te amoldas al ritmo del sitio ya tienes que largarte de nuevo. Pero por otro lado está bien pues conoces otros sitios, otros modos de funcionar y cómo no conoces gente de todo tipo.

En mi caso actual estoy desempolvando mi inglés del colegio, intentando recordar algo del francés que estudié durante unos años y cómo no, intentando hacer migas pero sin pasarse con la gente a la que ando echándole el ojo.

De vez en cuando me entra la risa floja cuando adviertes a uno de, por ejemplo, no atar el arnés a la línea de vida y mirándote a la cara te jura y perjura que estaba atado. ¡Que te he visto con este par de ojos, colega! Otras veces me dan ganas de soltar un borde "¿Qué?" a los que me miran intentando descifrar el por qué de mi presencia entre tanto macho dominante autóctono y extranjero.

La historia de nunca acabar en definitiva.

A todo esto, no sé si será por la cantidad de ellas que hay por estos lares, pero me molaría sacarme el carnet de gruísta para manejar una grúa torre XD

martes, 18 de agosto de 2009

Un circo diferente II, porque se lo ha ganado


"Before the beginning, after the great war between heaven and hell, God created the Earth, and gave dominion over it to the craft ape he called man. To each generation was born a creature of light, and a creature of darkness. Great armies would clash by night in the ancient war between good and evil. There was magic then, nobility, and unimaginable cruelty. And so it was, until the day a false sun exploded over Trinity, and man forever traded away wonder for reason."

Con semejante introducción la cosa ya promete. Y gracias a ella te puedes hacer un pequeño esbozo mental de lo que en las siguientes 24 horas de “película” te vas a encontrar. Y sí, digo película porque en el fondo, Carnivàle es una película de 24 horas de duración y que debió prolongarse por otras tantas. Pero a pesar de que los de HBO cerraron el chorro del dinero, la serie no perdió un ápice de su encanto y misterio inicial.

La HBO es una de esas cadenas que suelen acertar y arriesgarse a la hora de emitir series. No en vano Los Soprano, A dos metros bajo tierra, y la no menos rarunilla True Blood, son suyas.

Con Carnivàle también se arriesgaron, pusieron el dinero sobre la mesa, un amplio elenco de actores, unas localizaciones que más de un cineasta querría para sus pelis, y cuando vieron que las audiencias no respondían como para pagar los 10 kilos por capítulo que se gastaban (bien invertidos ojo), apagaron las luces de la noria. Cerraron el Circo Ambulante de Freaks.

Una mujer barbuda, dos hermanas siamesas, un chico muy fuerte, una encantadora de serpientes, un jefe enano, una lectora de cartas en estado casi vegetativo que se comunica telepáticamente con su hija, un cura que quiere hacer suya la obra de Dios, un ex-jugador de baseball, un joven fugitivo que se une al circo por aparente casualidad, un adivino loco y un tanto “escamante”, una familia en la que las mujeres se dedican al arte del desnudo, un administrador que lo dirige todo pero cuya cara no ha visto ni Dios. Bueno, puede que él sí.
Esos son algunos de los personajes que a lo largo de las dos temporadas nos acompañan.

Pero no todos conviven carpa contra carpa en Carnivàle. Por un lado tenemos la historia del Circo, sus integrantes y en especial la del joven Hawkins; y por otro al hermano Justin Crowe y su encantadora hermana Iris. Pero poco a poco se ve como ambas confluyen en un mismo lugar.

A medida que avancen las horas os preguntaréis quién es Scudder, dónde está Babylon (aunque luego deseéis no haberla pisado nunca) y si es realmente justo el precio a pagar y/o cobrar. Y no hablo de un viaje en la noria precisamente.

Me vi el último capítulo el pasado domingo, si mal no recuerdo, y la habré visto en unas dos semanas como mucho. Y puedo decir con total certeza que es, de las series que he visto, de las que más me ha gustado. ¡Y eso que el final es abierto¡

Tiene escenas que te atrapan, la música es perfecta a cada minuto e instante, los personajes son de los que te hacen verles a ellos y no a los actores. Y los paisajes… Esas carreteras y desiertos interminables… ¡qué pasada! El vestuario, la recreación de la época tras el crack del 29, y cómo no ese toque sobrenatural/religioso/místico que la envuelve.
Y sí, es una serie sobre el Bien y el Mal.

No sé qué más puedo deciros excepto que pase el tiempo que pase, seguiré viéndola y alucinando como el primer día.

Os pondría videos de las escenas que más me han gustado, pero para eso mejor os la veis entera y entonces, hablamos.

Si aún así no estáis convencidos, hablad con Samson, ese pequeño gran jefe del circo de Carnivàle:


Pd: y ahora es cuando pregunto al aire, ¿por qué leches no la estrenaron en España?

miércoles, 12 de agosto de 2009

Un circo diferente

No sé qué tiene exactamente la serie, pero me mola. Quizá sea la mujer barbuda, las hermanas siamesas, el ciego loco, el cojo, el enano, la que echa las cartas, las bailarinas "exóticas", o el cura raro y su hermana, ese toque ligeramente sobrenatural y rarunillo que se adivina a lo largo de los capítulos...
No sé qué de todo es exactamente lo que me tiene viendo esta serie finalizada en 2005, ubicada en la gran depresión de 1929, y que te acerca al mundo circense, al concepto de El Bien y El Mal; peeeero... ahí hay algo. Y habiendo alcanzado el séptimo capítulo de la primera temporada creo que promete. Más les vale ¬¬
Curiosidades: Sale T-Bag a partir del sexto capítulo. También está la habitual Clea Helen D'Etienne DuVall; el Jhon Connor de la cagada Terminator3...
Si os la veis, ya me diréis que os pareció ;)

martes, 11 de agosto de 2009

¿Alguien quiere un poco de Çay?

Después de cagarme en Iberia y en la T4 (también conocida como Terminator), anoche pisé tierras vascas de nuevo tras el periplo por Turquía. Sería imposible resumir estos días en una entrada porque han sido demasiadas cosas y a la vez pocas, porque sólo Estambul, es simplemente inmensa (17 o 19 millones de habitantes, en dos continentes).
AYASOFIA o Santa Sofía: sus 55 metros de altura, sus colores, los arcos, los escudos con los nombres de los profetas, las lámparas, su historia... te dejan con la boca abierta. Su pasado como templo para los musulmanes se mezcla con su pasado cristiano en las paredes, pinturas, mosaicos. Te sientes tan pequeño cuando estás dentro... I, si quieres te paso fotitos ;)


La Mezquita azul: en general, todas las mezquitas en las que hemos podido entrar, previo cubrimiento de cabeza y hombros con pañuelo, eran preciosas. Los dibujos en cada centímetro de techo y paredes, los colores, las vidrieras, las lámparas. Todas eran bonitas, pero creo que de ellas, me quedo con esta.
Los profiteroles xD : si os gusta el dulce, y los profiteroles, no podéis dejar de ir a Inci, una pastelería especializada en ellos, y otros dulces. Im-presionantes.


Los Golden Gate turcos: pasar debajo de ellos en barco daba bastante respeto. Pero hay que confiar en los japoneses y sus técnicos, ¿no? Increíble el tráfico por ellos. Nota: Ni loc@s intentéis alquilar un coche en Istanbul a menos que no os importe iros al otro barrio de la misma.





Momento "Taksi": meter a 5 mujeres en el asiento trasero de un taxi, y dos tios en el del copiloto no tiene precio. Me guardo la foto XD


El Palacio de Topkapi: las ropas de los sultanes, sus "cantimploras" con turquesas y esmeraldas incrustadas en oro; la vara de Moisés, la espada de David, el diamante más grande del mundo (me obligaron a borrar la foto que le saqué de estranjis pues estaba prohibido ¬¬), las habitaciones del harén...




Iglesia de Cora: Sin palabras para describir los mosaicos que han conseguido recuperar tras ser cubiertas por los mulsumanes. (Curiosidad: parece ser que a diferencia de los cristianos que al conquistar tierras destruían las mezquitas, los musulmanes cubrían las pinturas y mosaicos de las Iglesias)



Varios: los kebaps no tienen ni comparación; el yogur idem de lo mismo; el precio de una botella de agua de medio litro (0,25 céntimos) tampoco tiene igual; los gofres; los pijos; el Gran Bazar y sus comerciantes cansinos que con solo mirarte ya saben de donde eres hablándote en castellano o incluso Euskera!; el Çay-Té (eso sí que es té joer); el melón y la sandía; el corazón en la garganta al ver cómo conducen; esos autobuses sin aire acondicionado y a casi 40º; esos conductores de autobuses con aire y que no lo ponían porque no les salía de los huevos; las miradas de algunos; las mujeres vestidas completamente de negro, guantes incluidos y con gafas de sol que les cubrían los ojos; el tranvía, Karakoy, el Mar Negro, el mar de Mármara; el Bósforo; esos desayunos; los bailes; los intentos de aprender palabras en turco (lo conseguí!!), el calorazo que hizo, pisar Asia, el regateo...

En resumen: En Octubre-Noviembre, vuelvo a ir :D