martes, 26 de agosto de 2008

Al Volante, mil ojos

Hace poco más de un mes que he empezado mi auténtico primer año como novel, al volante. En estas semanas me he tenido que enfrentar a ese grupo de seres humanos que parecen tener bastante poco apego por su propia vida, y la de los demás que van en la carretera, a juzgar por su comportamiento. Los hay que son kamikazes, despistados, caga-prisas, extranjeros circulando por carreteras que no conocen, toca-pelotas... Pero todos tienen algo en común; si te los encuentras al volante... Estate bien alerta.

El otro día mismo poco más y me arrolla un camión portugués que no sabía ni por donde le daba el aire, que camino seguir para llegar a su destino fuera cual fuera...

Eso fue poco antes de que uno de los tantos coches que me adelantó en la A-8 al meterse de vuelta en mi carril poco más y me encera el morro del coche. Todo gratis por supuesto...

Sin olvidar claro está que el tío circulaba a más de 80 en una zona con esa limitación por estar en obras y no contar con el asfalto como debería. Pero, eso es algo que tengo comprobado. L que ven los "veteranos", L que tienen que sobrepasar aunque se tengan que poner a 100 en una zona de 80. Se la suda. La cuestión es pasarte y si es a toda ostia como que mejor. Y si puedes incluir también un bocinazo, por lo que sea, mejor aún.
¿Les darán un plus por cada novato que dejen atrás? Yo creo que sí, porque si no, no lo entiendo.

1 comentario:

Bayadère dijo...

Ay maja, ya puedes ir no con mil ojos, sino con dos mil, a ver si va a pasar algo (toco maderaaa) y voy a tener que ir a partirle los piños y el retrovisor a algún fitipaldi...
Yo creo que eso es otro caso de estupidez humana, en el que muchas personas, para sentirse bien, necesitan humillar a los demás. Uno de los ejemplos más drásticos es el de los maltratadores, que necesitan pegar a sus mujeres para sentirse más hombres. En este caso (y dejando claro que no lo pongo a la par que el otro ejemplo), ese placer llega al sobrepasar al novel, momento cúlmen para ellos. Pobrecitos, a mi casi hasta me dan pena.
Oye, ojito y cuídate, ¿eh?
Besicos