viernes, 18 de abril de 2008

Aquarius III, El Hijoputismo

Tal y como reza el título de esta entrada, hoy, voy a hablaros sobre el "hijoputismo".
Según la R.A.E. (Real Academia de Ekhi), el "hijoputismo" es esa cualidad, esa habilidad, que tiene el ser humano de joder, fastidiar, putear, tocar las narices a base de bien, al prójimo. Seguramente lo habréis sentido en vuestras propias carnes pero no lográbais ponerle un nombre en concreto. Eso se acabó.
Hay varios tipos de "hijoputismo": el amistoso, el familiar, el de las altas esferas y el laboral, entre otros.
Como os imaginaréis, ya que ésta es la tercera entrada del grupo Aquarius, os voy a hablar en concreto del
"Hijoputismo laboral".

¿En qué consiste?
Muy sencillo. Tal y como os decía en la definición, el hijoputismo es la capacidad que tienen ciertas personas de tocar las narices, en este caso, al compañero/a de trabajo, bien de forma consciente o no.

Ejemplo práctico:

Primera parte: 9.30 de la mañana. Me avisa la coordinadora de seguridad de la obra que tengo a dos trabajadores en obra, los cuales se suponía no iban a estar. Salgo a toda leche para allá ( maldito transporte público) llegando casi una hora más tarde. Me entero por ellos que el jefe les mandó en el último momento ir a primera hora porque sí.
En este caso, nos han puteado a los tres. A ellos porque han ido para nada, como quien dice (son unos mandados) y a mí, por ponerme en tensión al caer en la cuenta de que desde las 8 de la mañana ha habido gente currando sin mi supervisión, y no me han avisado.

Segunda parte:
20 minutos después de llegar les llaman. Tienen que ir a otra obra a arreglar las picias de otros (Puteados de nuevo ellos 2 y sus compañeros). Cabreo al canto, y yo mediando para calmar los ánimos. Se van, y vuelvo a dentro con la intención de irme. Con la cabeza en el horario de trenes me encuentro de casualidad con otros trabajadores "a mi cargo" que a pesar de decirme que hasta el lunes no aparecían, se presentan para quedarse. Tarde incluida.
En este caso, la puteada he sido yo. No me ha cabreado el tener que quedarme hasta las 18.30 un viernes (reconozco que me ha jodido ligeramente, sí, pero no tenía ningún plan especial. Sólo descansar), o el haberme quedado sin comer (suelo llevarme la comida pero hoy creía que de trabajar, sólo sería hasta mediodía como es habitual con los currantes del primer caso, y no hay un maldito sitio cerca donde comer que conozca )... Lo que me ha jodido es el hecho de que habiéndome dicho que hasta el lunes no volvían, se hayan presentado porque sí.
¿Por qué me cabrea tanto esto? Por la sencilla razón de que ellos saben perfectamente que si yo no estoy, no pueden trabajar. Repito un dato: me los encontré de casualidad. Si no llego a verles, ¿me habrían avisado? Lo dudo. ¿Y si llega a pasarles algo? La que se queda calva soy yo. ¿Y si les llegan a preguntar: "¿y la de seguridad? - No lo sé, ¿en casa?"?
Y luego me dicen que no me han hecho nada, que no me mosquee... No me jodas hombre, que encima, no es la primera vez que hacen algo similar.

3 comentarios:

Bayadère dijo...

La próxima vez tírales tú un ladrillo a la cabeza, para que vayan aprendiendo... Yo, por si sirve de algo, conozco de cerca el "hijoputismo" familiar, así que puedo ayudarte a desarrollar una entrada sobre ello. Espero que empieces bien la nueva semana laboral.

Anónimo dijo...

Ay moni, pos si que fue mal el viernes...
El hijoputismo es muy frecuente en todo el mundo, sí...aunk en tu caso el viernes te topaste con él de pleno.
Bueno chica, pues nada..tú respira hondo y pasa de los 2 gilimemos esos k ni te avisaron de k iban a ir.

Un besote

Ekhi dijo...

Un ladrillo no sé, pero que les hubiera echado al horno del acero que no te quepa duda ¬¬ Si hago una entrada del "hijoputismo familiar" te pediré ayuda ;)Que tengas un buen finde!!

Los dos gilimemos del inicio son unos pobres engañaos que de lo malo, malo ellos tb recibieron lo suyo (son tus paisanos Kris, los majetes. Creo que les estoy consintiendo demasiado xD).
Los subnormales son los que aparecieron de la nada xk les dio la gana... En fin, no quiero volver a hacerme mala sangre